Un
acto heroico
Juan
José Millás 04.05.2014 FARO DE VIGO
El mundo de la opinión no da abasto.
Acaba uno de emitir un juicio sobre esto y ya ha aparecido lo otro. Significa
que se va el ministro de Agricultura y Medio Ambiente a Europa y ponen en su
lugar a Isabel García Tejerina, que, sola o en compañía de otros, y según
eldiario.es, provocó un desastre ecológico en Huelva, cuando trabajaba en
Fertiberia. El clásico ejemplo del bombero pirómano. Como colocar a Blesa al
frente de Caja Madrid o a Berlusconi a cuidar ancianos. Pero da igual, no nos
referimos al caso concreto de García Tejerina, sino a los altos niveles de
contaminación ambiental. Coloques donde coloques el medidor, tropiezas con un
asunto de facturas falsas, de cursos de formación aparentes, de declaraciones
putrefactas. Al final, si uno pretende opinar de todo, acaba, por agotamiento,
por no opinar de nada.
A un pueblo se le puede extraer la
opinión como a un cuerpo se le puede extraer el hígado. A nosotros ya nos han
sacado los hígados y ahora vienen a por el ojo de la cara (el que nos queda)
que nos va a costar, según cálculos, la nueva factura de la electricidad. Se
diría que una persona sin hígado y sin ojos debería, al menos, opinar a diestro
y siniestro. Ya que no podemos engancharnos ilegalmente a la electricidad,
déjennos decir educadamente lo que opinamos del asunto. Pues ni educada ni
groseramente, porque las decisiones contradictorias, como la de García Tejerina
(es un ejemplo) conducen a la catatonia, condición física y psicológica caracterizada
por la confusión intelectual y espacial.
Ahí estamos todos, en ese estado de
estupor que conduce a la inmovilidad. Los niños suelen caer en él cuando
reciben órdenes contradictorias de sus padres. Los adultos, cuando les
aconsejan que suban por las escaleras mecánicas que sirven para bajar o
viceversa.
-Pero si no avanzo -te atreves a decir.
De eso precisamente se trata, de que no
avances. De que no pienses. A ver quién se atreve a pensar con lo que tenemos
encima. Lo de García Tejerina es una broma comparado con el telediario más
inocente del día. Pero sirve para explicar, siquiera parcialmente, lo que nos
ocurre. Pensar ha devenido en un acto heroico.
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